LA PUESTA EN ESCENA
La propuesta escénica construye una manera de hacer teatro combinando lo dramático con la estética de lo performativo combinando Teatro, Artes Visuales y Música en Vivo. Época actual. La escena se desarrolla en una pista de arena donde se desarrolla la última batalla de Ricardo, también es la arena del Globe Theatre, la arena del teatro donde se dan todas las batallas, las de la vida y la muerte, las del amor y las traiciones.
La escena está rodeada de montículos de múltiples zapatos, botas de damas, caballeros, ancianos y niños. Restos de una guerra cruenta. Sobre la arena un sillón moderno rojo iluminados por un enjambre de bombillas de luz. Mientras entra el público un grupo de soldados dejan un manojo de zapatos sobre los ya puestos en escena. Una vez acomodado el público la luz baja sobre la escena solo queda apenas iluminado el sillón. Un sinfín de imágenes cinematográficas sobre la arena escénica (guerras, bombardeos, pompas militares. Cerdos, jabalíes, imágenes de los muertos por Ricardo III).
En OFF se ESCUCHA: ¡Sanguinario y criminal! ¡Despierta del crimen y termina tus días en batalla sangrienta! ¡Desespérate y muere!. Son la voces de los personajes muertos por Ricardo. La imágenes cinematográficas sobre la arena y el público se incrementan junto a la música de redoblantes y tambores en vivo. Es la celebración orgiástica de todos los demonios. Los cuerpos son despojados, los seres se acercan, se emborrachan. Perchas, purpurina, favores de fiesta de oro y plata se vierten sobre la tierra polvorienta de un antiguo patio del castillo. Después de años de guerra sangrienta entre los Lancasters (rosa blanca) y York (rosa roja), la coronación del Rey Eduardo IV finalmente parece traer la paz al reino de Inglaterra. Si algunos espectros de malos presagios todavía arrastran sus siluetas negras en los pasillos de este palacio con la fachada decrépita, escupiendo su veneno fatal frente a los nuevos líderes, el despreocupado retoma sus derechos.
El hecho que los actores entren desde el público, inmediatamente elimina la convención de la cuarta pared invitando al espectador a ser un sujeto activo de la realización escénica. Este juego de entradas y salidas se repite constantemente durante la obra. Es un primer recurso para evidenciar la ficción.
Sin embargo, en las sombras, un hombre está agitado. Deformado, retorcido, cojo, Ricardo III, duque de Gloucester, hermano del rey, aspira al poder supremo y ceñir en su frente la corona inglesa, actuando en las sombras, está decidido a eliminar a todos los que se interpongan en su camino, ya sea su tierno hermano Clarence o sus inocentes sobrinos. Jugando en todos los frentes, sabiendo cómo seducir y halagar a algunos, aterrorizar a otros, como una anguila venenosa, se eleva con virtuosismo a la cima del Estado.
La realización escénica transita desde la suciedad hacia lo siniestro: un reflejo del sombrío mundo que se esconde. Su protagonista no solamente engaña de forma macabra a los personajes que lo rodean, sino que su encanto también traiciona al espectador. Nadie está seguro: ni en la ficción, ni en la realidad.
Deshaciéndose de todos los efectos del estilo, del barroco superfluo, reduciendo el tema de este héroe oscuro y extravagante, encuentra la esencia del teatro isabelino donde el público, acosado por los actores, es una parte integral de la obra. La imágenes cinematográficas sobre el centro de la escena permite comunicarse a conciencia con los testigos pasivos y cómplices del poder, los espectadores.
La escenografía hace que el público este inmerso en la acción. Asociando tierra, el aire y el polvo, dibuja un mundo atemporal donde adivinamos el circo del mundo, la prisión del poder. La música da los climas festivos y bélicos del lugar.
En conclusión la propuesta estética es separar al espectador de su cotidianidad para que entre en una fase umbral o transformadora, incorporarlo ya transformado como parte de la realización escénica, que en conjunto con los actores van construyendo la obra del dramaturgo inglés. De esta manera convive lo convencional y lo performativo como tendencia mixta haciéndose indispensable para que hoy suene más fuerte que nunca la voz de un clásico de Shakespeare a través de una de las obras más vigente de estos tiempos: Ricardo III.